Lunes 4 de junio de 1990, en un bar llamado Buenos Aires en San José, a las cinco de la tarde, se encontraba el escritor Mauricio España en una mesa del fondo del lugar, de nariz regular, mentón recogido, ojos cafés y cabello largo y gris, que delataba unos sesenta y cinco años de edad. Se reúne con la periodista Violeta Parini, alrededor de unos ventitantos años, con unos ojos verdes, pelo castaño, piel color tabaco y una estatura sobre metro ochenta centímtros.
La periodista le explicó una larga historia sobre el increíble experimento médico que ella y el doctor Salinas querían comprobar.
“-El doctor Pío Pablo Salinas -aclaró ella- es un científico que está recobrando los descubrimientos de nuestro sabio, Clorito Picado, relacionados con las propiedades de la sangre” (Zaldívar, 2007: p.3).
A finales de los años veinte, explicó Parini, Clorito Picado empezó una investigación conocida como Vacuna contra la senectud precoz. Él tenía una hipótesis de que si una persona jóven se inyectaba sangre de un anciano, creaba anticuerpos que retardarían la etapa de la vejez. Su experimento lo aplicó en él, se inyectó sangre de ancianos, pero no logró aprobar su investigación. Esto lo retomó el doctor Salinas junto con Parini; quienes pretendía encontrar a un viejo que tuviera el mismo tipo de sangre que ella, sangre AB, con el fin de que se la inyectara y de esta forma comprobar el experimento.
España, quien tenía una gran atracción fisica por Parini, aceptó ser el donador de sangre. Pero él, también, quería obtener un beneficio de todo este futuro acontecimiento. Entonces propuso que se le realizara un falso secuestro, con el fin de recuperar aquella maravillosa época de los años sesenta, en donde su éxito como escritor iba de viento en popa. Y esto se lograría convirtiendo el secuestro en interés público a través de El Diario, donde trabajaba Parini.
El escritor era un hombre solitario, que vivía constantemente en el pasado, sufría y añoraba sus anteriores victorias como literato. Su ruina lo convirtió en un enfermizo ambicioso.
El último punto que acordaron fue que España se quedara en la casa del doctor Salinas ya que era el lugar más accesible para hacer las transfusiones. A partir de este acuerdo se presentarían determinantes eventos que llevarán a estos individuos a una calle sin salida.
El doctor Salinas, hombre de grandes ambiciones, rondaba los sesenta años. Su físico se caracterizaba por rasgos toscos: nariz de piedra, bigote de púas, labios delgados pero dientes agresivos, pies anchos y sobre todo manos poderosas que atraían y fascinaban, aún a su edad, a las mujeres. Una de estas era, la erotizada y hambrienta de hombres viejos, Violeta Parini, quien tenía una relación amorosa con el doctor. Esta relación se basa en quiebres y uniones constantes.
Pero Violeta no era una mujer de un sólo hombre. Mauricio España, a partir del acuerdo que pactaron, formó parte de su vida amorosa, y no era de asombrarse ya que la periodista tenía una poderosa debilidad por los hombres mucho mayores que ella. De esta manera, se forma un triángulo amoroso (España - Parini - Salinas) que repercute en la estabilidad del plan de estos tres empedernidos ambiciosos.
La periodista era una intermediaria entre Salinas y España. Ambos mantenían su relación sólo para efectos del plan que acordaron, pero no iba más allá. Sus pensamientos eran distintos, ambos eran grandes conquistadores de la fama y el reconocimiento, por tanto, cada uno quería imponer sus reglas con el propósito de beneficiarse. Lo único que los unía era la atracción por Violeta.
Ninguno de los dos quería aflojar, ni un milímetro, del codiciado dinero, reconocimiento y fama que les vendría a través del secuestro y el experimento.
Desgraciadamente, la aventura se convirtió en un enredo de mentiras y dramatismos, en donde la policía se vio forzada a involucrarse en el plan. El hedonismo inundó sus mentes; se enredaron en sus propios mecates, tanto así, que al final el escritor Mauricio España fue asesinado por su propio compañero de trabajo, el doctor Parini, y traicionado por su amada Violeta, quien tuvo que escaparse a Ecuador para evitar los problemas legales venideros. Así mismo, Salinas pensaba irse sin embargo, la ley lo capturó.
Es así como finaliza el libro Herido de sombras, del escritor Mario Zaldívar. Es una novela basada en el experimento más fascinante que el científico Clorito Picado realizó en la década de los años veinte: la vacuna contra la senectud precoz. Picado, también, era conocido por sus avances en el descubrimiento de la penicilina. La investigación más importante del científico fue publicada en grandes medios de comunicación, como lo son: El Repertorio Americano y la Revista Científica de La Sorbona.
El autor, Mario Zaldívar, toma el interesante hecho científico y lo adapta a una historia que se desenvuelve eficazmente durante todo el libro. Zaldívar intenta exponer los problemas que sufre el ser humano cuando se enfrenta a la soledad, la fama y a un querido pasado que ya no existe y que se quiere obtener, de nuevo, a toda costa.
La novela posee un mensaje que invita al lector a reflexionar sobre las acciones impulsivas que toma el ser humano, cuando se confronta con nostálgicos recuerdos que forman parte de la historia pasada de ese individuo. Ejemplo de ello es la actitud masoquista de Mauricio España, cuando le pide al doctor Salinas que le corte la oreja y dedo izquierdos con el único fin de atraer más público. Por otra parte, está la frialdad de Parini y Salinas, quienes deciden sacrificar al escritor con tal de que no se les imputaran recargos judiciales.
Acontecimientos inhumanos como estos reflejan una oscura realidad de los personajes; transmiten un ambiente de derrota y negativismo. Aquellas ambiciones se convierten en monstruos incontrolables que complican la vida de los tres protagonistas. Sus acciones, evidentemente, son en vano.
martes, 28 de julio de 2009
“Herido de sombras”
Por Mónica Solano Castro
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