miércoles, 26 de agosto de 2009

LAS TABLAS COMPLEMENTAN MI VIDA

Por Andrea Morales
Después de entrevistar a Cristina, quedé con un muy buen sabor de boca. Es una mujer segura de sí misma, muy madura para su edad y con un don de conversación y de gente muy bien desarrollado. Cité a la mujer de hermosa sonrisa y larga cabellera en la Soda Castro de San Sebastián, con fin de conocer un poco más de la cultura del teatro en Costa Rica. Entre carcajadas y chistes, pude ver que es una joven que irradia alegría en donde quiera que esté.

A eso de las cinco de la tarde, con el cielo coloreado de rosa y anaranjado, Cristina llegó al lugar convenido. Venía sola, con un pantalón azúl oscuro de mezclilla, botas negras de gamuza y una blusa del mismo color que hacía resaltar su rubia cabellera, se notaba un poco inquieta, aun cuando sus negros lentes de sol le ocultaban la mirada.

Sin embargo, cuanto tuvo en frente su deliciosa ensalada de frutas, con gelatina, chocolate capuchino, maní y melocotones adicionales, la noté más relajada.

A sus 22 años, Cristina es una de las actrices principales del Teatro Molliere, en San José. Su carrera la inició en el año 2004, cuando por coincidencia puso por primera vez, sus pies en un teatro como espectadora.

Después de una pequeña charla coloquial, le pregunté:

-- Cristina, ¿qué te impulsó a estudiar teatro?
-- No sé (ríe), en realidad todo fue por accidente. Una vez mi mamá me llevó al Melico (Salazar) a ver “Chingos o nada”, y me encantó. Ese día me reí como nunca y desde ahí le tomé gusto al teatro. Después, vi en el periódico un anuncio que indicaba que se estaban impartiendo clases y yo pensé que las iba a dar un actor que me encantaba… bueno, ¡que me encanta! (se carcajea), era Geovanni Linares. Entonces me animé a ir, más que todo por conocerlo, pero después me di cuenta que quien impartía la clase era El Gato (Jaime Castro, su profesor), el actor nacional que más admiro hasta hoy.

Desde el momento en que Cristina decidió hacer del teatro parte de su vida, surgieron los obstáculos. En un principio su madre no estaba de acuerdo, pero después de extensas negociaciones, Cristina logró el permiso de su madre para tomarlo, en ese momento, como un hobby.

-- ¿Qué es lo que te gusta del teatro?
Con la mirada perdida y saboreando una cucharada de helado de fresa contestó:
-- Me gusta porque es un mundo fantasioso. Uno le da vida a muchos personajes con una sola “caja”, ninguno existe, pero es irónico porque de cada personaje que interpreto, hay algo que implemento en mi forma de ser. Es como jugar, somos como niños fingiendo ser alguien mas, como cuando uno jugaba de niño con los amigos del barrio.

Cuando le pregunté qué era lo que le disgustaba del teatro dudó, tomó poco más de diez segundos para contestar, y finalmente después de pensar su respuesta dijo:
-- Nunca había pensado en eso, pero creo que lo que me disgusta a veces es el ambiente tan irritante que hay. Todos siempre estamos vulnerables por el cambio de personalidad que tenemos que hacer a cada rato, entonces cuando nos agarramos por algún motivo, las peleas son muy fuertes, supongo que porque somos muy expresivos, no nos quedamos con nada y decimos, todos, las cosas como son. ¡Solo somos un montón de cabezones! (Rie a carcajadas)

El mes pasado, Cristina y su grupo presentaron una obra titulada “El enfermo imaginario”. Según ella misma comentó, fue una realización profesional. Esta obra fue escrita Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière, y nadie en Costa Rica se la había puesto en escena.

-- Al principio la íbamos a hacer original, pero la verdad, era muy aburrida. Es una historia de época, entonces había que hablar con el acento español de haceréis, estáis y no, era demasiado monótona. Pero la esposa de Gato, Rosible Carvajal transformñó el guió y la convirtió en una comedia, que si Molliere estuviera vivo, ¡se vuelve a morir del colerón! (Ríe ampliamente)

Había pasado ya casi media hora desde que llegamos a la heladería, al principio la notaba un poco curiosa, como queriendo saber qué iba a preguntarle para brindarme una buena respuesta. Pero conforme íbamos conversando, la fui notando mucho más relajada.

Cuando me disponía a preguntarle acerca de las características del público costarricense, se adelantó y me dijo:

-- Sabes Andre, lo mejor de hacer teatro, es que haces a la gente reir o asustarse, provocas una reacción. Lo bueno y lo malo del público tico es que, la mayoría del tiempo, solo por comedia se les llega. Aquí una obra de Romeo y Julieta no pega, por eso es que casi todos los títulos de las obras están relacionados con sexo, morbo, y así. De ahí que el teatro tenga fama de ser o depravado o inmensamente aburrido, pero la gente que no ha ido no sabe de lo que se ha estado perdiendo, porque en realidad es muy, muy divertido.

Rapiditas
¿Hijos? –Talvez ¿Rencor? –No aplica
¿Animal? –Los amo ¿Felicidad? –La tengo
¿Futuro? --Próspero ¿Amor? –Un regalo
¿Sykes? – Oportunidad ¿Teatro? --Magia
¿Familia? –Apoyo ¿Amigos? --Estrellas
¿Sexo? –Mmm!! ¿Matrimonio? – (nerviosa)
En estudio
La fiel admiradora de su profesor Jaime Castro (El Gato) tiene un sueño. Ella desea poder consolidar su grupo de teatro con el fin de ser independientes para poder alquilar un lugar y presentar sus propias creaciones. Es consciente de que eso sería a largo plazo, pero no pierde la esperanza. Además, ella tiene un objetivo, Cristina desea poder inculcarle a los costarricenses la cultura del teatro, mostrar que no tiene nada que ver con las etiquetas que la gente les pone, sino que es un arte y sobretodo, una sana diversión que evoca la mejor cura para todo mal: la risa.

--Cristina, ¿qué me puedes adelantar de las obras que presentarás en diciembre?

-- No puedo adelantar mucho porque la idea es que vayan a verla sin saber que esperar. Solo diría que son dos obras excelentes, de verdad la gente que tiene una muy buen rato garantizado. “Vamos a contar mentiras” es una comedia muy bien lograda y “Trampa Mortal” promete emociones que pocas veces se han visto en Costa Rica.

En diciembre próximo, estrenará dos obras teatrales de las cuales me confesó, que por su temática, es uno de los retos más significativos de su vida profesional hasta hoy. Cristina va a desarrollar el papel protagonista de la obra “Trampa Mortal”, un thriller dirigido por Jaime Castro que se estará presentando en el Teatro Molliere. Además, próximamente estarán desarrollando en el Centro de recreación El Castillo, la obra “Vamos a contar mentiras”, comedia dirigida por el mismo actor.
  • Nombre Completo: CRISTINA GAMBOA RODRÍGUEZ
  • Edad: 22
  • Profesión: ACTRIZ DE TEATRO
  • Domicilio: SAN SEBASTIAN, SAN JOSÉ
  • Lugar de trabajo: TEATRO MOLLIERE, SYKES

lunes, 24 de agosto de 2009

Víctima de su destino

Por: Melissa Alvarez Barquero
Doña Julia Rodríguez es conocida como la señora de los perros en Coronado. Una vida rodeada de maltratos, pobreza y humillación no le quitan el ánimo. Violada cuando era tan sólo una niña, perdió la inocencia y comprendió lo duro de la vida. Víctima del SIDA, hoy nos cuenta su historia, con esa sonrisa y humildad que la caracterizan.
A sus 65 años, sus ojeras, piel arrugada y gastada por el sol; sus manos manchadas; son las cicatrices de la vida dura que ha llevado.
Eran las dos de la tarde del viernes 24 de julio. Me encontraba en el parque de Coronado para conversar con doña Julia Rodríguez, amiga incondicional de los perros. El viento soplaba con mucha fuerza y agitaba el pelo canoso de la mujer. Su cara era amigable, pero en sus ojos se veía claramente la tristeza que sentía.
Nos sentamos en una banca de concreto descolorida. Doña Julia, con un vestido café gastado, acompañado de un suéter amarillo, agujereado y sucio, era rodeada por más de 12 perros que la acompañan día y noche.
“La mujer de los perros” no es una mujer cualquiera. Su vida ha sido difícil desde el día en qué nació y sin embargo, ama vivir y disfruta cada día que pasa, sin saber si este será el último.
No sabe leer ni escribir, pero al hablar lo hace educadamente, con tonalidades bajas, utilizando palabras dignas de toda una señora.
Con mucha seriedad, me cuenta que a pesar de nacer en pobreza, su mamá la crió con mucho cariño, y nunca le faltó la imagen paterna que la vida le negó. Las limitaciones económicas no le quitaban la felicidad. Amaba el lugar donde nació, Puntarenas. El mar, la arena, las olas golpeando su espalda.
Fue a sus 5 años cuando encontró a Barón, su primer perro. No podía imaginar su vida sin él. Junto con Barón y su hermana Mirella, realizaban las más fantásticas aventuras. Era completamente feliz. No quería que nada cambiara, pero la vida da vueltas que no siempre queremos aceptar.
Con lágrimas en sus ojos, me cuenta que tenía 6 años cuando su mamá murió, ahí cambió toda su vida.
Desde la muerte de su madre se quedó sola. Es por eso que fue a vivir con su tía, Frida. Ella no la quería, ella en esa casa era realmente un estorbo. Con gritos, la obligaba a lavar, limpiar, cocinar.
Fue separada de su hermana ya que su padre se la llevó lejos. En esa casa vivía su primo de 35 años, Manuel. Ese era el consentido de Frida.
Arruga la cara, expresando su falta de cariño por Manuel, mientras continuaba hablando.
Una noche mientras dormía, sintió el cuerpo de Manuel sobre el de ella. Él le tapaba la boca. El olor del guaro con el sudor, ha permanecido en la memoria de Doña Julia, quién trató de gritar, patear, defenderse. Pero nada sirvió; la violó siento tan sólo una niña de 6 años.
Doña Julia, se queda mirando a una niña pequeña quien entraba a la Municipalidad de Coronado con su madre y expresa su dolor al pensar que tenía esa edad cuando fue violada por primera vez.
A la mañana siguiente de la violación, Manuel tocó a su ventana apurado, exigiéndole que tomara las sábanas con sangre para enterrarlas antes de que Frida despertara.
Con mucho dolor, la niña tomó las sábanas, y renqueando se las dio a su primo, quién reía a carcajadas al verla llorar y le decía que ahora si era toda una mujer.
Ella lo hizo por miedo, ya que sabía que si su tía se daba cuenta de la violación, la iba a matar en vez de defenderla.
Violaciones ocurrían día tras noche. Primos, tíos, amigos de la familia abusaban de ella, de esa inocente niña.
Para doña Julia, Frida conocía la situación pero nunca hizo nada hasta que una noche, cuando tenía 13 años, en una borrachera la pareja de Frida la violó y la golpeó.
Esa noche, Julia se encontraba cansada luego de haber limpiado la casa todo el día y haber preparado bocadillos para la fiesta. Todos los adultos bailaban en la sala y tomaban sin parar. La joven se metió en su cama para dormir y finalmente descansar. Ya dormida, el viejo novio de Frida entró en su cuarto, la violó y la golpeaba para que no pudiera gritar.
Su tía al percatarse de que no estaba su novio en la fiesta lo buscó por toda la casa y al verlo con Julia, la agarró del pelo y la arrastró por todo el piso, pensando que la joven lo había provocado, porque para Frida cuando violaban a una mujer, era culpa de ella que provocaba a los hombres. Luego de humillarla, la expulsó de su casa a patadas y lanzándole piedras
Doña Julia, sentía que Dios la había abandonado. Siempre fue criada en la religión, pero perdió la fe. A los dos meses, vagando en las calles, se enteró que fruto de su violación esperaba a un bebé. No tenía dinero para comer, y estaba perdida al pensar que ahora debía preocuparse por dos bocas.
Para poder vivir, empezó a trabajar en la casa de Silvia Quesada, una mujer de buen corazón quién le daba comida y techo a cambio de que Julia realizara los quehaceres domésticos. Silvia trabajaba cuidando enfermos, y dedicada a hacerle el bien a los demás.
Cuando ya Julia tenía 14 años, nació su hijo a quién llamó Luis. El fue la razón que le devolvió a Julia las ganas de vivir, a pesar de que su corta edad. El padre del niño, Orlando, la buscó constantemente para apoyarla económicamente, pero ella le tenía demasiado rencor para permitírselo.
A los años Orlando, se marcha a Estados Unidos, y Julia nunca supo más de él.
Cuando Julia tenía 30 años, conoció a José, un colombiano de apellido Ospino a quien ella llamaba “Chepito”. El la trataba con amor y respeto. Decidieron casarse. Ellos, junto con Luis de 16 años eran felices. Luis estudiaba y tenía el hogar que su madre nunca tuvo.
Sin embargo, 10 años más tarde, José muere de cáncer en la próstata y Julia queda sola nuevamente. Los hijos mayores de “Chepito”, deciden sacar a Julia de la casa en donde vivían ya que era parte de la herencia que su padre les había dejado.
Aburrida por todo, doña Julia fue a vivir en las calles de San José y ahí cayó en los caminos malos. Empezó a prostituirse, tenía asco de si misma. Pero, no tenía nada más que hacer.
Al poco tiempo Luis cayó en malos pasos. Dejó los estudios y empezó a robar junto con sus amigos. Fue buscado por la justicia, hasta que luego de 3 años fue asesinado por uno de sus rivales en el campo delictivo.
Doña Julia no lloró la muerte de su hijo. Todos sus conocidos decían que ella era mala, que no lo quería. Ella siente que simplemente no tenía lágrimas, que era seca por dentro.
-La prostitución la llevó a las drogas. Esta difícil la vida, se complicó cuando se enteró que tenía SIDA.
Sin dientes en su boca, sin uñas en las manos; doña Julia trata de encontrar una respuesta a su vida. Todos los seres que quiso la abandonaron, no tiene a nadie.
Es por este motivo que se hizo amiga de los perros. En ellos encontró el verdadero amor y fidelidad. Para ella, estos animales son mejores que los seres humanos. No juzgan, siempre la defienden, la calientan en las noches.
Hoy doña Julia no tiene hogar y vive de las limosnas que recibe. Sin embargo, quienes la conocen le brindan la mano ya que saben el corazón noble de una víctima de las injusticias de la vida.
Sus sueños truncados de ser enfermera, no la detienen. En la iglesia ha encontrado ayuda. De lo que le dan, una parte la utiliza para alimentarse ella y sus perros. La otra parte la dona a la iglesia. Su mayor deseo es ayudar algún día a los huérfanos del Hospicio de Vista de Mar.
Claramente esta mujer, quién ha llevado una vida muy dura no se ha dejado derrotar. Sabe que no le queda mucho tiempo de vida, pero está lista para descansar y estar al lado de Dios.
Mientras tanto, asegura haber perdonado a quienes le han hecho daño. Finalmente se despide y de marcha con Lolo, Pirulino, Paco y todos sus otros verdaderos amigos, sus amigos incondicionales. Doña Julia es todo un ejemplo, ya que a pesar de la vida que llevó, la ama y la valora; a diferencia de tantas personas que tienen todo y más, y en lo único que piensan es en como destruirse a sí mismos.

jueves, 20 de agosto de 2009

Una charla y un vino en Buenos Aires

Por Diego Castillo
Una linda y cálida noche de miércoles llena de tentaciones invita a abandonar la rutina diaria y salir a dar un paseo por las calles de la capital. Buenos Aires se contempla como un buen destino.
Cerca de las siete de la noche un grupo de compañeros de la clase de periodismo que arrancaba ese día a las 6 de la tarde, junto con el profesor, un tipo de estatura media, cabellera blanca, muy abundante y un poco desordenada, piel clara, vestido con saco negro y corbata, pantalones y zapatos negros, y lentes delgados y transparentes, y cara amigable, procedentes de las instalaciones de la universidad, en Lourdes de Montes de Oca, nos encontramos en el bar Buenos Aires en el Carmen de San José.
En una esquina del Bario Aranjuez, muy cerca de la iglesia Santa Teresita, se encuentra el viejo bar de madera, mitad beis, mitad café, su vieja estructura y una ventana quebrada no atrae a los jóvenes a ingresar a sus aposentos.
Entramos al bar, sus paredes durante 100 años han sido testigos de innumerables anécdotas. Cientos de almas, algunas en profunda tristeza, han estado entre esos muros de madera tratando de ahogar sus penas en una botella de alcohol, o simplemente teniendo una buena charla con el resto de la clientela.
En el fondo del bar, al otro lado de la barra, unimos cuatro pequeñas mesas de madera y nos sentamos como formando un círculo. En el centro había una silla sin cliente, tan solo acompañada por una copa de vino tinto que se encontraba al frente, encima de la mesa.
Entró Mario Zaldívar, señor de edad bastante avanzada, pero con gran energía, de piel quemada, estatura media, sus mejillas y alrededores de su boca cubiertos por una barba blanca no demasiado abundante que se conecta hasta su cabellera la cuál comparte el mismo color, cubierta por un sombrero digno de todo un gran señor, camisa de botones, de pequeños y numerosos cuadros de tonos celestes y blancos. Con gran presencia se acercó a una de las mesas y se sentó en la desocupada silla de madera.
Don Mario, ex director ejecutivo de CONAPE y escritor de cuentos, poesías y novelas, saludó a los presentes en aquella mesa redonda con figura cuadrada. Me puso cómodo y tomó un sorbo de vino de la copa dejándola casi por la mitad.
“Después de la luz roja”, “Ahora usted juega señor Capablanca” y “Herido de sombras” son las tres novelas de este talentoso escritor costarricense. Esta última, de drama, pudor y enfrentamiento, entrelaza varias historias de éxito perdido, soledad, pasión y riesgos. Esta novela fue la que nos convocó a ese viejo recinto.
La noche transcurrió en preguntas de mis compañeros hacia don Mario, algunas conservadoras, otras un poco más picantes. Las respuestas de Mario eran escuchadas atentamente por los presentes, estudiantes universitarios de edades entre los 18 a 25 años que le daban una pequeña dosis de remozamiento al lugar.
Entre pregunta y pregunta don Mario tomaba un trago de vino. Algunos compañeros comían bocas del bar como papas, chifrijo y carne en salsa. Otros fumaban, otros rían, todos bebían, la mayoría cerveza, que comenzaron a llenar la mesa y una que otra gaseosa, muchos tomaban apuntes de las respuestas de don Mario y una grabadora de voz le hacía compañía a su vino tinto.
“La novela (Herido de sombras) me gustó mucho, pero es muy pesimista, al final los actores principales terminan muy mal. ¿Por qué tan pesimista? le cuestioné a Mario cuando ya varios compañeros habían abandonado la sala. Aunque yo no soy una persona pesimista mi novelas sí, si usted lee mis otras dos novelas también son así, esto es literatura moderna, de golpe, de tragedia, de dolor. Con situaciones felices eso es del siglo XVIII… esto es moderno, si usted me pone a escribir sobre cosas de felicidad no le escribo ni tres palabras”.
Conforme avanzaba la noche los estudiantes y otras personas que se encontraban en el fondo del lugar fueron abandonando los aposentos de la centenaria cantina.
Muchachos yo ya me voy pero ustedes si quieren se quedan aquí, nos dijo el profesor del curso de Estilos Especiales de Periodismo, seguidamente anunció su retirada a los demás compañeros y a don Mario. Pero antes de que el profesor se marchara junto con las compañeras que aún estaban presentes, nos tomamos unas fotos junto con don Mario.

Entró un señor de pieles escurridas, de buena estatura, pelo gris con algunos tonos blancos, piel clara con una pizca de canela y con un porte de político corrupto y una copa de vino tinto en la mano derecha, y se sentó en una silla a la izquierda de Mario, era un conocido de don Mario.
Al final de la noche solo quedamos don Mario Zaldívar, su amigo, mis dos compañeros de periodismo y yo.
Don Mario tomó otro trago de vino mientras el reloj marcaba casi las once y, segundos después se levantó anunciando su partida, nos despedimos con un poco de emotividad; seguidamente abandonó la sala junto con su camarada, pasaron por el estrecho camino entre la barra y una de las paredes del bar, para terminar encontrándose con la salida.
Detrás de ellos, junto con mis dos compañeros, Alejandro y Miguel, salí de la puerta del bar Buenos Aires, mientras sus añejas paredes de madera recopilaban una historia más para contar.

Destierro palestino (entrevista a Ivonne Hasbún)

Por Aniseh Villanueva
No sabía nada sobre mi abuela. Estaba ante mi una mujer que creía conocer a grandes rasgos, pero su interior resultó ser un misterio. Entre fotografías viejas, recortes de periódico y sorbos de café, fui enterándome más y más de su vida conforme la narraba.
Ivonne Hasbún es la segunda de tres hijas. Sus rasgos faciales hacen evidente su origen: nariz perfilada y la ojerosidad tan característica de los árabes. Es una mujer que se describe a sí misma como reservada, seria y un tanto retraída.
Aniseh Isa Hasbún y Salvador Jorge Hasbún, los padres de doña Ivonne, eran de Palestina. Ambos provenían de Belén, un lugar meramente católico en ese entonces. Doña Ivonne recuerda que su madre quería ser monja al igual que su hermana mayor.
Los padres de doña Aniseh, quien era la tercera de 8 hijos, murieron por una extraña enfermedad desatada por las guerras en Palestina. Por esa razón, decidió casarse con Salvador Hasbún.
Don Salvador por su parte, tenía 4 hermanos y según recuerda doña Ivonne, era muy inquieto y fumaba mucho desde joven.
Doña Aniseh y don Salvador dejaron Palestina por la guerra contra los judíos. Esta raza se había metido poco a poco en el país y comenzaba a acaparar y apoderarse del territorio sin importarles si tenían que matar a los palestinos.
A los padres de doña Ivonne les fueron arrebatadas las tierras que poseían en ese entonces, lo que los obligó a dejar su hogar en busca de una mejor vida.
Bajo la premisa de que en El Salvador existía una gran comunidad árabe y que eran bien recibidos, Salvador y Aniseh Hasbún partieron rumbo a América en barco. Según cuenta doña Ivonne, los árabes son muy unidos y que las familias viven todas juntas para ayudarse entre ellos.
En San Salvador nacieron las tres niñas: María Afife, Ivonne y Odette.
De niña, doña Ivonne era muy tímida. Le gustaba jugar, pero aclara que no era tan amiguera como su hermana mayor. Asistía a una escuela de monjas en donde, a corta edad, hizo su primera comunión.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se originó una gran recesión en los países del mundo, incluyendo a El Salvador. Por eso, don Salvador decidió partir hacia Costa Rica, donde creía que la economía estaría más estable.
Doña Ivonne tenía tan solo 5 años de edad cuando dejaron suelo salvadoreño, mientras que su hermana Mary tenía 10 y Odette 1,
La familia Hasbún Hasbún se instaló en la ciudad de Cartago. Don Salvador, quien era comerciante, puso una fábrica de hilado y tejidos que fracasó por la humedad de la provincia y la falta de mercado.
Posteriormente tuvo varios negocios, entre ellos un restaurante y un aserradero. Ella recuerda que su padre hacía mucho dinero, pero lo gastaba todo comprando cosas viejas y vendiéndolas.
Al poco tiempo de haber llegado a Costa Rica, doña Ivonne sufrió de la fiebre tifoidea, que la mantuvo al borde de la muerte durante los tres meses que pasó en cama.
Recuerda que los vecinos a veces venían a darle el pésame a su mamá creyendo que ella había muerto.
Durante su enfermedad, olvidó cómo caminar y se le cayó el pelo. Tenía que dormir sentada en brazos de su madre, porque se le dificultaba respirar.
Como Cartago era tan frío y su salud se había visto muy deteriorada, doña Ivonne al igual que sus hermanas y su madre, querían regresar a El Salvador, pero su padre se rehusó. A pesar de eso, iban todos los años a visitar a los familiares y amigos de allá.
Doña Aniseh mantuvo siempre contacto con sus hermanos mediante cartas., quienes se encontraban dispersos en varios países. Le daba a doña Ivonne las direcciones en árabe y ella las escribía en español en los sobres.
Don Salvador aprendió español en la calle debido a su profesión de comerciante, pero doña Aniseh no. Hablaban árabe en la casa. Doña Ivonne recuerda que su mamá aprendió español hasta unos años después de haberse venido a Costa Rica cuando contrató una maestra para que le enseñara.
Durante su juventud, doña Ivonne fue muy seria y tímida Su hermana Mary, quien había sido proclamada reina de belleza en la escuela de farmacia de la UCR, era muy querida y popular, lo que levantó envidias entre las muchachas de Cartago.
Recuerda que les hacían caras cuando las veían en la calle y las llamaban “las polacas”.
El 24 de enero de 1951, cuando doña Ivonne tenía 16 años, su familia se naturalizó costarricense.
Pese a que estudió educación en la Universidad de Costa Rica, solo trabajó tres años. “Abandoné mis aspiraciones y mi vida privada por casarme, como lo hizo mamá”, cuenta doña Ivonne.
Contrajo matrimonio con Claudio Del Valle en 1963 y decidió quedarse viviendo con sus padres, ya que para ese entonces sus hermanas se habían casado e ido del país y ella sentía que no podía dejar a su madre sola. Recuerda que don Salvador se iba a trabajar muy largo por varios días normalmente y ella quería acompañar a su madre.
A veces no sabe si estuvo bien haberse quedado en casa de sus papás, pero recuerda con cariño esos momentos.
Tuvo 5 hijos: Inés María, Lorena, Ivonne, Mónica y Claudio. Confiesa que nunca fue una madre cariñosa, pero que demuestra el cariño de otras maneras.
A doña Ivonne le tocó vivir la muerte de dos de sus hijas y la de su esposo, lo que son golpes muy fuertes que han moldeado su vida y la han hecho sentirse sola.
Confiesa que hubiera preferido quedarse en Belén para conservar las raíces y la cultura árabe, porque considera que los árabes son personas espléndidas y muy hospitalarias.
Hay un viejo proverbio árabe que ejemplifica muy bien la forma de ser del árabe: “si vas a pegar, pega hasta que duela y si vas a dar de comer, da hasta que se harte”.

Entrevista a Rodolfo Araya

Por Kimberly Mata Valverde
Los años no se ven pasar por este hombre desde que lo recuerdo es el mismo. Siempre tan sencillo y humilde viajando en bus y saludando a las personas con gusto. Con esos ojos profundos que delatan un ser humano noble y esa boca delgada que sabe recrear a infinidad de personajes utilizando tonos de voz distintos. Vestía una camisa azul, jeans y unas sandalias café, cómodas y justas para el clima caluroso del medio día del sábado. Más que una entrevista hablar con don Rodolfo es una plática fluida y muy amena. Quién crea que se va a encontrar con el amargado y grosero hombre que interpreta cada viernes por la noche en la serie “La Pensión” no está cerca de la esencia de este caballero. Araya no ahorra palabras, lo cual es una gran ventaja. Descubrí al finalizar la entrevista que quién guiaba y asesoraba cada decisión de don Rodolfo durante su juventud, era su padre. Cada vez que comentaba de alguna situación que le tocaba abandonar o empezar, estaba ligada a la opinión de su progenitor.
Me dejé llevar por el impulso de visitarlo en su casa ubicada en Villas de Ayarco. Sin cita previa le pedí que me concediera un poco de su tiempo. Con su enorme sonrisa me aseguró que dentro de media hora me podría atender por que iba camino a la feria, entendí y volví cuando él me lo sugerió.
Me atendió en lo que él llama la bodega de su casa. Está junto a la pulpería que tiene dentro de su propiedad. Es un lugar pequeño y lleno de cosas: había una mesa con una televisión, muchos periódicos y facturas de los distribuidores de su pulpería. Había dos sillas de frente las cuales utilizamos para la entrevista. Tenía una moto detrás de mi asiento y al lado un sofá grande y rojo.
Inicié la conversación preguntandole en qué lugar estudió actuación. Me comentó que fue por una casualidad ya que él cursaba el cuarto año de colegio y paralelo a eso se estaba iniciando en Costa Rica una novela en canal 4 y su papá que era actor y estaba involucrado en la producción, le preguntó si quería participar, ya que ocupaban un muchacho de la edad de él. Hizo la prueba y se quedó con el papel. Participó un año en la conocida novela El Diario de una Niña.
--Terminó la novela y el director me dijo que quería conseguirme una beca para irme a estudiar artes dramáticas en Alemania, pero yo le dije espéreme un año a que yo saque el bachillerato. Me dice tranquilo anda. Cuando saqué el bachillerato me vine a buscarlo y se había ido del país. Entonces hay murió el asunto.
Años después se matriculó en el Taller Nacional de Teatro alentado por su progenitor.
Le dí una ojeada a las preguntas que tenía apuntadas en mi libreta azul y pequeña. Continué ¿Considera usted que estudiar actuación en Costa Rica es una profesión que permita realizarse como persona a nivel económico, social y personal?
-- Mira personalmente sí, económicamente no, no da para vivir de eso. Por ejemplo, todos los actores de La Pensión tenemos dos trabajos mínimo, por que no alcanza para vivir. Fíjate que si hubiéramos nacido y estuviéramos trabajando en Estados Unidos seríamos millonarios todos haciendo lo mismo, pero nos tocó nacer en Costa Rica
Su papá era actor y eso no fue lo que decidió el destino de don Rodolfo, él nunca imaginó terminar en el mundo del arte. Su verdadero sueño era ser piloto.
--No lo cumplí por que un tío mío se paseó en mi carrera. Íbamos para una finca mi tío, mi papá y yo. Y mi papá le contó, era un fin de semana, y le contó: fíjate que el lunes empieza Rodo a estudiar aviación a entonces le dijo a que bonito y ya le compraste el ataúd. Y lo agarró y mi tata callaba. Cuando llegamos a la casa me dijo Rodo te pago la carrera que quieras menos aviación y ya se paseo en mí.
Su rumbo dio un giro de 380 grados cuando Alfredo Catania confió en su talento, a sus 23 años lo invita a participar en Historias para ser contadas, de Osvaldo Dragún. Significando un hecho importante en su carrera de actor.
-- Mira fue mi primer trabajo profesional en teatro, por que el que había hecho anteriormente fue en televisión y fue importantísimo por que fíjate que de casualidad uno de mis maestros fue Oscar Feslerd…
Justo estaba calentando con las preguntas cuando por una puerta entró Susan, la esposa de don Rodolfo, pidiéndole ayuda en el negocio, ya que era hora de almuerzo y estaba el lugar lleno. Inmediatamente él aseguró con tono serio que no podía asistirle, su esposa insistió. Tuve que decirle que no había problema, yo podía esperar. Don Rodolfo me ofreció encender el televisor mientras tanto, le agradecí pero le dije que me iba a encargar de unos apuntes.
Cuando volvió le refresqué la pregunta y el continuó hablando.
-- Eran cuatro historias, entonces hacía diferentes personajes y además de presentarnos en la sede en San José en el Teatro Carpa, anduvimos viajando por todo el país y en Nicaragua. Dábamos funciones a la salida de misa y en diferentes lugares y pasábamos un sombrero para que nos echaran monedas y con eso cargar el carro de gasolina para ir a otro lugar
Me comentó que la obra que más le gustó y en la que participó fue (un poco dudoso de su respuesta) la Fiaca, que se hizo en el Teatro la Carpa.
Luego retoma lo del maestro Oscar Feslerd, frase que me dejó inconclusa por ir a colaborarle a su mujer en el negocio.
-- Pero lo que te estaba contando era que Oscar Feslerd era francés, ya murió. Él me estaba formando a mí en Costa Rica junto con mis compañeros y el de casualidad había formado en Argentina a todos los Catania con las técnicas de Constantin Stanislavski.
Entonces cuando Alfredo me llamó nos entendimos perfecto de tu a tu por que era la misma escuela y el mismo maestro.

¿Cómo llegó a La Pensión?

-- Me llamaron para una navidad a mi casa, Oscar Castillo y me dijo: Mira Rodo el año entrante empezamos a filmar una serie y yo quisiera que me hicieras uno delos personaje pero necesito dos días enteros para grabar y un medio día para análisis del capítulo que sigue. Necesito saber ya si podes o no por que aquí tengo la periodista de La Nación y tengo que darle el dato. Yo lo pensé rápidamente y me dije sí yo puedo acomodarme inmediatamente me dijo tómalo como regalo de navidad y nos hablamos en enero.
Yo nunca supe cuál era la serie, ni que personaje, nada. Al día siguiente me llamaron de La Nación que si podía ir para tomar unas fotos entonces fui y cuando llegué me encontré con Manolo y con la que hacía de Bruja a principios de la serie. En eso salió la periodista y me dice: ¡Hay usted es don Pedro! --Cómo don Pedro-- Sí sí en la serie pase vamos a tomar las fotos.
Tuve que preguntarle a ella de que trataba la serie y empezó a contarme ella de qué trataba la serie y como era el personaje mío. Y claro cuando ya me reuní con toda la gente y Oscar en enero, me contaron claramente, me dieron el perfil del personaje.
Don Rodolfo comentó que su personaje ¨don Pedro¨ tuvo una infancia muy solitaria. Con una madre castrante y un padre amoroso. Es un personaje con muy buenos sentimientos pero además es demasiado rígido, muy recto, muy peleón y en cierto modo es como un cáscara que el pone para que no se le arrimen mucho.
¿Cuál es la receta para qué el programa tenga el éxito que tiene reflejado en estos 11 años, transmitido en horario estelar y un viernes?
-- Yo creo que son varias cosas: primero que se logró unir el grupo de actores idóneo, por que todos estamos más o menos al mismo nivel en cuanto a calidad de actuación. Luego los guionistas son excelentes imagínate lo que es escribir una obra por semana durante 11 años sin repetir, es que son genios.
Dos historias muy diferentes y dos caracteres opuestos las de don Pedro y don Rodolfo, ¿en qué punto se encuentran estos dos seres humanos?
Se queda un poco impresionado por la pregunta – Y que difícil por que la verdad es que don Pedro es totalmente otra cosa de lo que soy yo—Piensa unos segundos y continua con su respuesta: –Lo único es que soy yo en los dos. Inmediatamente suelta su acostumbrada risa
Don Rodolfo comenta que la gente se le acerca, lo saluda con gusto y hasta lo abrazan, a pesar de que su personaje no es muy agradable y como él mismo dice: –el personaje que hago yo es bien feo, es un hombre que yo no lo quisiera en mi casa, es terrible y le hace la vida imposible a todo el mundo.
En este momento le advertí que pasábamos a preguntas de su vida personal y él como todo el caballero que es solo me contestó con su enorme sonrisa y dejó que yo prosiguiera con las preguntas.
¿Cuál es su fecha de nacimiento?
--26 de abril (hace una pausa de varios segundos) de 19 tarataraatara
Se ríe a carcajadas y le insisto para que me diga en qué año nació… termina de reírse y me dice 50.
Leí que en un momento usted quiso ser sacerdote ¿cuál fue el detonante para que eso sucediera?
-- Mira me entró una cuestión espiritual cuando yo estaba en primer año de colegio, en el Don Bosco con los padres Salesianos. Y me gustó mucho la forma en que nos educaban y toda la cosa. Por ejemplo todos los días en la mañana antes de entrar a clases teníamos misa. Y en la tarde todos los días antes de irnos para la casa teníamos oraciones en la iglesia. Además de eso se celebraban todas las cosas que se celebran en la iglesia durante todo el año.
Y me fui metiendo en una cuestión espiritual muy fuerte. Estuve pulseándola dos años para irme al Seminario Mayor en El salvador, pero mi papá me pidió un año más de prueba y cuando ya estaba en el segundo año y le aseguré que me quería ir me dijo: mira Rodo yo prefiero tener un ciudadano común y corriente a tener un hijo sacerdote que no vaya a servir yo sé que a vos te gustan las mujeres. Entonces vamos a hacer la última prueba y si la cumplimos te lo prometo que te vas. Te voy a cambiar de colegio te voy a poner en uno mixto.
Me pasaron al Rodrigo Facio y además ese año compré moto. Entonces mi vida cambió totalmente. Yo me iba a la salida de los colegios de mujeres, me hice de novia, no volví a misa. (Sonrió como si estuviera satisfecho de haber optado por la vida de ser un ciudadano sin sotana) O sea mi vida cambió.
Y ahora ¿es practicante de la fe católica?
-- Sí pero de una manera diferente a la mayor parte de la gente. Sí creo en Dios (dejó la sonrisa de lado y se puso serio para decirme esto) pero rarísima vez voy a misa. Yo siento que para comunicarme con Dios lo puedo hacer aquí o en cualquier lugar no tengo que ir a meterme a la iglesia. Y me molesta la gente que es necia… no soporto a esa gente… los que tratan de convencerlo a uno verdad.
Luego de saber si era practicante de lo que un día deseó con todas sus fuerzas pasé a pregunterle cómo iba eso de ser abuelo. Con un tono nostálgico y un poco más pausado empieza a contarme que fue un golpe fuerte, por que como fue noticia a nivel nacional, él iba por la calle y un vendedor de chances le gritaba ¡bien abuelo! -- Y yo pensaba cómo abuelo qué es esto!! Era como que no lo entendía y en cierto modo me chocaba que me digieran abuelo, yo no me sentía tan viejo.
Deja escapar su risa por el final de su comentario y continúa hablando.
-- Ya después cuando las chiquitas empezaron a crecer, por que quedaron cuatro, el varón se murió. Entonces yo le pedí a mi hija que por favor nunca dejara que sus hijas me digieran tito. Todo el mundo es tito en este país, yo le dije yo soy abuelo. Cuando yo llego y ellas dicen abuelo me gusta el sonido (deja escapar una sonrisa)
Don Rodolfo se casó hace 23 años con Susan Cedeño. Tiene 3 hijos: Luis Diego que tiene 22 años estudia y trabaja. Silvia es la mayor la de los bebés y el menor se llama Jorge, tiene 9 años y está en la escuela.
Y detrás de don Pedro…
Nombre: Rodolfo Araya
Estado civil: casado hace 23 años
Hijos: 3, dos hombres y una mujer.
Profesión: administrador de empresas y actor profesional.
Pasatiempos: la lectura y ver documentales
Obra de teatro favorita: La Fiaca.
En una entrevista que le realizó el periodista Ronald Díaz hace 4 años, usted se describe como alguien jovial de lo que no me queda la menor duda, pero también agregó que es tímido ¿Puede explicarme eso?
-- Mira es curiosísimo por que cuando yo estoy en el escenario a mí no me importa que hayan 100 o 500 personas sentados frente a mí, yo hago el personaje y lo desarrollo.
Pero por ejemplo si yo salgo del teatro y si todavía queda gente me siento horrendamente mal, entonces lo que hago es que paso disparado, saludo a una o dos personas de lejos y salgo huyendo. No sé me da cosa.
Y ahora he tenido que aprender por que ahora es en todo lado, en la calle. Antes era solo en el teatro que llegaban 100 viejos 150 en una noche. En cambio ahora cada semana lo ve a uno todo el país. Entonces aunque yo vaya a provincias y todo la gente me anda saludando en la calle y tuve que aprender a la fuerza.
¿Cuál es la receta para andar siempre esas enorme sonrisa en la cara?
-- Hay tan linda… (Se ríe) sabes que es lo que pasa que cuando yo me topo con una persona que me da a mí una buena vibra la sonrisa se me sale sola.
Un hombre amante de la lectura. Asegura que un libro que lo marcó fue El Código Da Vinci, el cual terminó de leer en 5 días. Además le gusta mucho los documentales transmitidos en National Geographic.
Considera que su mayor logro es la familia y la casa que tiene --El sentir que yo solo logré desarrollarme en la línea que llevo hasta en este momento en mi vida. Sin haberme dedicado nunca a las drogas ni a nada de eso y puedo darles en cuanto a eso el ejemplo a mis hijos.
¿Una virtud?
--Una virtud que yo tenga que difícil… (Se ríe) Yo no puedo tener nada pendiente, es una virtud que me hace sufrir. Por ejemplo si me tengo que aprender el capítulo de La Pensión que generalmente lo empiezo un viernes y no lo hago el sábado ando con una cosa que me quema por dentro y una preocupación y así paso todo el día hasta que
no lo agarre y me lo aprenda
¿Cómo se describe?
-- Como un hombre trabajador, muy recto en eso si me parezco a don Pedro. Yo no me permito cosas que sean incorrectas ni tampoco a mis hijos.
Lo entrevisté queriendo demostrar que sus ojos iluminados y sus ganas de vivir son el verdadero ser atrapado dentro del famoso personaje de don Pedro.
Resulta difícil olvidar una conversación con este hombre. Siempre tiene esa hermosa sonrisa sobresaliendo en su rostro. Siempre mostrando que la juventud y las ganas de continuar cultivando éxitos van más allá de las canas. Es un verdadero caballero con el que es un gusto platicar.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Ambiciones traicioneras

Por Dionella Burgos
En un mar revuelto de ambiciones se desarrolla la historia de Mario Zaldivar. Difumina una realidad de tres personas que desean la fama y que la encuentran de manera tormentosa al final de una lectura que transporta a un Costa Rica de los años 90`s.
Un escritor y un médico, ambos de avanzada edad se unen a una periodista joven y atractiva. Todos con una sola misión: ser inmortales en la memoria colectiva.
Lo lograron pero, de una manera inesperada.
Entre mentiras se coloca nuevamente en el centro de atención a un escritor como Mauricio España, de pelo largo y canoso que caracteriza a un viejo escritor olvidado en los estantes de librerías polvorientas.
Un auto secuestro que ocultaba el eje de un experimento de un medico como Pío Pablo Salinas, quien hacia mucho tiempo ya disfrutaba de las bondades de la senectud precoz (hacer tardar la vejez).
Tres vidas, una historia y tres finales crueles traducidos a lo único seguro: la muerte.
El escritor poseía su mismo tipo de sangre, fue así como dio con Violeta Parini, joven y robusta periodista quien termina ahogada entre el mar de lujuria. Y, quien lejos de beneficiarse terminó por llevar entre reportajes la peor mentira y en su conciencia y sangre su sentencia de muerte.
Un asesinato, una fugitiva y un preso. Sangre que pretendía alargar vida trajo desgracia.
Ganador del Premio Nacional de Novela en el 2001, Mario Saldivar posee, la pluma de un buen escritor capaz de trazar entre las letras historias que transmiten, que se sienten.
Herido de sombras es para mí, una manifestación cultural muy propia de nuestro país por el contexto en el que se desenvuelve.
Bares en donde se inicia esta historia y va transportando lugares muy transcurridos y de antaño. Llevan a la confección de una obra basada en los detalles, muy delicados para lograr casi una perfecta descripción escena por escena. Donde se conocen a los personajes desde lo más profundo de sus pensamientos y deseos. Una narrativa rica en detalles y descripción.

Confesiones y boleros frente a una copa de vino

Por Dionella Burgos
-¡¿Zaldívar?!... Es aquel que esta allá sentado.
Eso nos dijo la mujer detrás del mostrador, que vestía un delantal blanco y en su cabeza un trapo del mismo color, mientras servía una copa de vino.
Después del susto de desconocer por completo nuestro destino, salimos casi de manera fugitiva de la universidad para darnos cita con un escritor en el punto de origen de una de sus creaciones.
Lo encontramos no precisamente herido pero, sí entre las sombras de un bar que encierra mucha historia y que es testigo de alguna que otra intimidad de quien lo frecuenta.
Ahí se encontraba, al final de la barra.
Los grandes lentes que llevaba, salvaguardaban unos ojos que –según él lo ha visto casi todo- mientras se refugiaban bajo el ala de un sombrero beige que le combinaba con el pantalón de tela.
Al escuchar que le buscaban se acercó a nosotras sin más que pensar.
-¡Mucho gusto don Mario!, la respuesta a la pregunta de quién era Zaldívar ya había sido expuesta en carne y hueso para Floriella.
Aún permanecíamos en la puerta cuando el mismo escritor nos saludaba y el bar Buenos Aires casi desolado, se convertiría en el punto de encuentro para una entrevista de alumnos curiosos del amigo de ese mismo escritor.
Seguimos el zaguán y llegamos al otro lado del pequeño bar en donde había una mesa grande en donde pocos minutos mas tarde vimos reducida conforme llegaban los compañeros de curso.
Después de presentarnos, Mario Zaldívar nos comenzó a platicar de manera muy amable sobre el motivo de nuestra reunión.
Con la copa de vino entre sus manos, comenzó a narrarnos y desde luego, explicarnos la temática de su libro “Herido de sombras”.
Ninguno le perdía movimiento a cada uno de los gestos del escritor, creo que ese era uno de los fines de estar ahí aparte de eso trata el curso, lograr después de eso una muy buena crónica.
La sangre es uno de los temas que es notorio le fascinan. Las preguntas sobre los personajes del libro no se hicieron esperar y gustoso explicaba el origen de cada uno.
Mientras eso sucedía, la mesa se hacía aun mas estrecha por las botellas de cerveza y los frescos que tomábamos. A más de uno lo atacó el hambre.
Atrás, el profesor no perdía de vista a don Mario, mientras de pie saboreaba una cerveza acompañada de una boquita, otra y otra y otra más.
Prometo que mi atención estuvo en Zaldívar pero, tras el en una mesa dos jóvenes tórtolos –que parecía no se habían visto en vario tiempo- probaban su resistencia en un impetuoso beso que robaba por completo la atención de los presentes.
Pero, claro que escuchaba con atención.
-Don Mario, si el personaje del doctor nace de Clorito Picado y el escritor es solo un reflejo suyo… ¿de dónde nace el personaje de “la Lombarda”?
El color del vino en la copa que tenia tomada entre sus manos, siguió el curso de la sangre y se le acumuló en el rostro. Sus ojos se clavaron en los míos y…
-Me has hecho la pregunta mas jodida- creo que era la pregunta que no me había imaginado hacer pero, era la que cubriría mi curiosidad sobre esa mujer.
Todos echaron a reír pero, la respuesta no fue la que me esperaba, de hecho se salió por la tangente.
Volví a hacer la pregunta porque me parecía mucho misterio sobre esa mujer.
-No es misterio, es que su profesor también la conoce.
Ambos alegaron que la personalidad que se resaltaba en el libro sobre ella no pertenecía a la descripción física de tan protegida mujer por estos dos hombres.
En fin, no lo sabré a ciencia cierta eso me genera aún duda.
Un bohemio… Así se declaró Zaldívar.
Los boleros son unas de sus grandes pasiones y, su guitarra también lo acompañaba. Después de un par de boleros y unas copas de vino, conocimos a un hombre cuya pasión al escribir es la misma que transmite al hablar sobre eso.
Y entre copas de vino, letras de boleros y canciones al ritmo de las cuerdas de su guitarra conocimos a Mario Zaldívar en unos de sus lugares favoritos ya que confiesa ser amante de las casas antiguas y los secretos que en ellas encierran.