jueves, 20 de agosto de 2009

Destierro palestino (entrevista a Ivonne Hasbún)

Por Aniseh Villanueva
No sabía nada sobre mi abuela. Estaba ante mi una mujer que creía conocer a grandes rasgos, pero su interior resultó ser un misterio. Entre fotografías viejas, recortes de periódico y sorbos de café, fui enterándome más y más de su vida conforme la narraba.
Ivonne Hasbún es la segunda de tres hijas. Sus rasgos faciales hacen evidente su origen: nariz perfilada y la ojerosidad tan característica de los árabes. Es una mujer que se describe a sí misma como reservada, seria y un tanto retraída.
Aniseh Isa Hasbún y Salvador Jorge Hasbún, los padres de doña Ivonne, eran de Palestina. Ambos provenían de Belén, un lugar meramente católico en ese entonces. Doña Ivonne recuerda que su madre quería ser monja al igual que su hermana mayor.
Los padres de doña Aniseh, quien era la tercera de 8 hijos, murieron por una extraña enfermedad desatada por las guerras en Palestina. Por esa razón, decidió casarse con Salvador Hasbún.
Don Salvador por su parte, tenía 4 hermanos y según recuerda doña Ivonne, era muy inquieto y fumaba mucho desde joven.
Doña Aniseh y don Salvador dejaron Palestina por la guerra contra los judíos. Esta raza se había metido poco a poco en el país y comenzaba a acaparar y apoderarse del territorio sin importarles si tenían que matar a los palestinos.
A los padres de doña Ivonne les fueron arrebatadas las tierras que poseían en ese entonces, lo que los obligó a dejar su hogar en busca de una mejor vida.
Bajo la premisa de que en El Salvador existía una gran comunidad árabe y que eran bien recibidos, Salvador y Aniseh Hasbún partieron rumbo a América en barco. Según cuenta doña Ivonne, los árabes son muy unidos y que las familias viven todas juntas para ayudarse entre ellos.
En San Salvador nacieron las tres niñas: María Afife, Ivonne y Odette.
De niña, doña Ivonne era muy tímida. Le gustaba jugar, pero aclara que no era tan amiguera como su hermana mayor. Asistía a una escuela de monjas en donde, a corta edad, hizo su primera comunión.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se originó una gran recesión en los países del mundo, incluyendo a El Salvador. Por eso, don Salvador decidió partir hacia Costa Rica, donde creía que la economía estaría más estable.
Doña Ivonne tenía tan solo 5 años de edad cuando dejaron suelo salvadoreño, mientras que su hermana Mary tenía 10 y Odette 1,
La familia Hasbún Hasbún se instaló en la ciudad de Cartago. Don Salvador, quien era comerciante, puso una fábrica de hilado y tejidos que fracasó por la humedad de la provincia y la falta de mercado.
Posteriormente tuvo varios negocios, entre ellos un restaurante y un aserradero. Ella recuerda que su padre hacía mucho dinero, pero lo gastaba todo comprando cosas viejas y vendiéndolas.
Al poco tiempo de haber llegado a Costa Rica, doña Ivonne sufrió de la fiebre tifoidea, que la mantuvo al borde de la muerte durante los tres meses que pasó en cama.
Recuerda que los vecinos a veces venían a darle el pésame a su mamá creyendo que ella había muerto.
Durante su enfermedad, olvidó cómo caminar y se le cayó el pelo. Tenía que dormir sentada en brazos de su madre, porque se le dificultaba respirar.
Como Cartago era tan frío y su salud se había visto muy deteriorada, doña Ivonne al igual que sus hermanas y su madre, querían regresar a El Salvador, pero su padre se rehusó. A pesar de eso, iban todos los años a visitar a los familiares y amigos de allá.
Doña Aniseh mantuvo siempre contacto con sus hermanos mediante cartas., quienes se encontraban dispersos en varios países. Le daba a doña Ivonne las direcciones en árabe y ella las escribía en español en los sobres.
Don Salvador aprendió español en la calle debido a su profesión de comerciante, pero doña Aniseh no. Hablaban árabe en la casa. Doña Ivonne recuerda que su mamá aprendió español hasta unos años después de haberse venido a Costa Rica cuando contrató una maestra para que le enseñara.
Durante su juventud, doña Ivonne fue muy seria y tímida Su hermana Mary, quien había sido proclamada reina de belleza en la escuela de farmacia de la UCR, era muy querida y popular, lo que levantó envidias entre las muchachas de Cartago.
Recuerda que les hacían caras cuando las veían en la calle y las llamaban “las polacas”.
El 24 de enero de 1951, cuando doña Ivonne tenía 16 años, su familia se naturalizó costarricense.
Pese a que estudió educación en la Universidad de Costa Rica, solo trabajó tres años. “Abandoné mis aspiraciones y mi vida privada por casarme, como lo hizo mamá”, cuenta doña Ivonne.
Contrajo matrimonio con Claudio Del Valle en 1963 y decidió quedarse viviendo con sus padres, ya que para ese entonces sus hermanas se habían casado e ido del país y ella sentía que no podía dejar a su madre sola. Recuerda que don Salvador se iba a trabajar muy largo por varios días normalmente y ella quería acompañar a su madre.
A veces no sabe si estuvo bien haberse quedado en casa de sus papás, pero recuerda con cariño esos momentos.
Tuvo 5 hijos: Inés María, Lorena, Ivonne, Mónica y Claudio. Confiesa que nunca fue una madre cariñosa, pero que demuestra el cariño de otras maneras.
A doña Ivonne le tocó vivir la muerte de dos de sus hijas y la de su esposo, lo que son golpes muy fuertes que han moldeado su vida y la han hecho sentirse sola.
Confiesa que hubiera preferido quedarse en Belén para conservar las raíces y la cultura árabe, porque considera que los árabes son personas espléndidas y muy hospitalarias.
Hay un viejo proverbio árabe que ejemplifica muy bien la forma de ser del árabe: “si vas a pegar, pega hasta que duela y si vas a dar de comer, da hasta que se harte”.

3 comentarios:

  1. Conocí a las hijas de Doña Ivonne. Una de ellas Ines Maria, fue compañera mía en el San Luis Gonzaga. Realmente fue una familia ejemplar, muy respetada y sus hijas muy bien educadas. Dios de Paz eterna a Don Claudio y sus hijas y que bonita esta la historia que cuenta Doña Ivonne.
    Me encanto encontrar este Blog y leerlo y ojala ella escriba mas. Los que vivimos esa época nos acordaremos de la casa grande en la esquina opuesta de la Botica Garcia, el Volkswagen viejo de Don Claudio donde paseaba a su familia. esas niñas tan bellas, muy limpias y ordenadas, camino al colegio todos los días. Recordar es vivir, y la gente no muere cuando deja de respirar, la gente muere cuando cae en el olvido. Familia Del Valle Hasbun, Los Cartagos te recordamos con cariño, admiración y respeto.

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  2. Soy nieta de doña Ivonne. Gracias por compartir esta entrevista.

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